Los roscos de vino están hechos con una masa que es de la misma familia que la de los clásicos y mantecados.
Este dulce es muy típico en Navidad, pero evidentemente podemos comerlo en cualquier época del año. Puede hacerse con varias variantes: se puede elegir si se tosta la harina o no, si se añaden frutos secos, si se usa manteca, aceite de oliva o una mezcla de ambos…
Lo que sí tienen en común es que se hacen al horno. Y también es habitual aromatizarlos con anís, canela, ajonjolí, vino dulce…
Vamos a ver cómo hacer unos roscos de vino de forma tradicional. Saldrán más de 30 unidades, pero, aunque quizás suene a mucho podremos conservarlos durante bastante tiempo. Más de un mes, si los guardamos en una caja metálica, en un lugar fresco y seco. Tardaremos una hora y media en hacerlos, más o menos.
Tabla de Contenidos
Roscos de vino
Ingredientes (para unas 32 unidades)
- 300 gramos de harina panadera
- 280 gramos de harina de trigo duro
- 60 gramos de azúcar glass
- 260 gramos de manteca de cerdo ablandada
- 100 gramos de avellanas (molidas y tostadas)
- Una pizca de canela molida
- 1 cucharadita de anís en grano, majado
- Más azúcar glass (para espolvorear)
Elaboración de los roscos de vino
Primero, extendemos la harina en una bandeja y la tostamos a 160º en el horno con aire. El tiempo debe ser el suficiente para que empiece a coger un tono tostado. Esto depende del horno, por lo que no podemos dar un tiempo exacto. Después, la dejamos enfriar por completo.
Seguidamente, ponemos las avellanas crudas en una bandeja y también las tostamos en el horno, durante unos 10 minutos. Hasta que veamos que han empezado a ponerse oscuritas. Cuando lo estén, las frotamos dentro de un paño para quitarles las pieles y dejamos que se enfríen del todo.
Cuando estén, las trituramos en una batidora de vaso potente. Debemos de tener cuidado de no pasarnos, ya que si no podrían empezar a soltar su grasa.
A continuación, majamos el anís en un mortero. No es necesario que quede muy triturado.
Después, en un bol grande, ponemos la manteca ablandada, el azúcar glass, la harina tostada, el vino, las especias y la avellana molida. Seguidamente, mezclamos hasta obtener una mezcla homogénea que apenas debe pegarse a las manos.
Envolvemos la masa en plástico y dejamos que repose durante al menos media hora.
Cuando haya pasado ese tiempo, la extendemos con un rodillo sobre la masa enharinada. Más o menos hasta que tenga un grosor de 1,5 cm.
Ayudados de un vasito o cortapastas (o, si lo tenemos, el cubilete de la thermomix) cortamos círculos de masa. Después les cortamos un circulito en el centro (la forma de la rosquilla). Puede hacerse, por ejemplo, con un descorazonador de manzanas.
Juntamos los recortes de masa, los amasamos ligeramente y los volvemos a estirar para seguir cortando.
Horneado final y últimos pasos
Seguidamente, vamos poniendo los roscos en papel de hornear y luego los pasamos a una bandeja de horno.
Los cocemos en el horno durante unos 15 minutos, a 165º-170º. Hasta que veamos que empiezan a quedar doraditos. Cuando estén, los pasamos a una bandeja de rejilla, sin quitarlos del papel antes de que estén fríos.
Cuando estén fríos, los pasamos por abundante azúcar glass. Es imprescindible hacerlo, ya que la masa lo necesita, pues en sí es poco dulce.
Finalmente, podemos envolverlos en papelillos o guardarlos directamente en una caja metálica.
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