El vino en la antigua roma

El vino en la Antigua Roma

Cuando repasamos la historia del vino en el mundo para comprender por qué ha llegado a ser lo que es hoy en día, sin duda alguna tenemos que hablar de vino en el Antigua Roma. Así, el Imperio Romano no solo forma parte de la raíz de muchas culturas modernas, sino también tuvo una gran importancia en la historia del vino y en sus características.

Incluso hoy en día se pueden encontrar muchas referencias y obras de arte que reflejan el protagonismo que el vino tenía en la Antigua Roma, siendo un eje social, económico, y cultural de este gran pueblo de antaño.

El vino puede ser solo visto como una bebida que consumían los romanos, sino que en realidad forma parte de la identidad romana, tanto que se puede comparar a su sistema político y a sus calzadas. Este acompaño al imperio a lo largo de sus conquistas, dejando un legado en muchos de los territorios que fueron conquistados por ellos. Esto resulta curioso si tenemos en cuenta que, el cultivo de la vid y el tributo al vino fueron apropiados por Roma luego de la conquista de Grecia, pueblo en el que el vino era muy importante.

De esta forma, para poder entender a fondo la importancia que el vino tuvo en el imperio Romano tenemos que comprender más allá del hecho de que cultivo de la vid se extendió gracias a ellos, sino hasta qué punto formaba parte del Imperio Romano.

El vino en la antigua roma

La importancia del vino en la Antigua Roma

Lo primero que tenemos que destacar es la gran importancia que esta bebida llego a tener para el Imperio y para su gente. Se conoce que una persona promedio solía consumir entre 1 y 5 litros de vino al día. Esto deja claro hasta qué punto el vino formaba parte de la vida de la vida rutinaria de su pueblo.

Sin embargo, el alto consumo que tenía no es lomás importante, ya que podemos destacar el hecho de que el vino era una poderosa simbología para el Imperio Romano. Esto destaca gracias a que el cultivo del vino era una fusión entre lo común y la honra. Es decir, era un trabajo que juntaba dos mundos, ya que este contaba con el respeto de la gente de las clases altas.

De hecho, entre los dioses mitológicos del vino llegamos a encontrar uno de carácter romano, el cual conservaba cierta parte del espíritu de Dionisio, el dios griego del vino. Aunque la deidad romana fue cobrando un carácter distinto con el pasar del tiempo.

El vino en la Antigua Roma tiene una simbología que va más allá, ya que este forma parte del ADN del imperio, por decirlo de alguna forma. Para un imperio en el que el dominio y el poder eran muy importantes, el vino les recordaba su pasado y su presente; de dónde venían y todo lo que habían conseguido. Es decir, también se utilizaba como un símbolo propagandista que les recordaba el poder que tenían sobre otros pueblos.

Su simbología e importancia era tanta que, incluso la forma en la que se identificaba al centurión romano tenía una vara de un retoño de vid.

La expansión del vino gracias a los Romanos

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Una vez que se tiene claro qué tan importante era el vino para los romanos y como formaba parte de su día a día, es sencillo comprender por qué los exportaban a la gran mayoría de los territorios que conquistaban. De esta forma, para el año 146 a.C. los romanos eran los principales productores de vino en todo el mundo.

El vino, al igual que los soldados, viajaban en los barcos recorriendo el Mare Nostrum. Esto era bastante lógico, especialmente si se tiene en cuenta que se trataba de una primera necesidad, algo que adoptaron de la antigua Grecia.

 Uno de los detalles más curiosos era que, a pesar de que se trata de una sociedad muy jerarquizada, el vino era absolutamente para todos. Es decir, tanto los esclavos como el mis mismo César tomaban vino. Para los romanos no había ninguna diferencia en la popularización del consumo, aunque claro que los de la alta sociedad tomaban más en serio la excelencia del vino. Los mejores vinos eran reservados para la clase alta, mientras que los peores vinos se le daban al resto del pueblo.

La necesidad de los romanos era tal, que el cultivo de la vid se convirtió en una gran prioridad en las tierras conquistadas. Esto lo había para poder abastecer la gran demanda de vino que exista, algo que sin duda alguna fue una clave fundamental en la historia del vino, favoreciendo su legado del caldo.

La gran herencia que se consiguió fue gracias a que Roma mandaba a agricultores griegos a cualquier territorio conquistado con el fin de garantizar un cultivo exitoso, ya que nadie conocía mejor que ellos los secretos de la vid.

De esta forma, es gracias a los romanos y a la gran importancia que tenía el vino en la Antigua Roma que el vino es lo que conocemos hoy en día.

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