Muchos expertos consideran que la vendimia es la parte más importante en el proceso de elaboración del vino, la cual consiste en la cosecha y recogida de la uva.
El término vendimia viene del latín “vindemia”, palabra que está conformada por “vihum” y “demere”, que significan “vino” y “corta”, respectivamente. De esta forma, queda claro que la vendimia es la acción de recoger la uva para después utilizarlas en la elaboración del vino.
Es por eso que es muy probable que en alguna ocasión hayas escuchado a alguien hablar sobre los “meses de vendimia”, que son los meses en los que se realiza la recolecta de las uvas. Estos meses pueden variar dependiendo de la región geográfica del viñedo y de las condiciones que haya en dicha área. Por ejemplo, en los países que están en el sur del hemisferio suele ser entre los meses de febrero y abril, mientras que en los países que están en el norte de hemisferio suele ser entre el septiembre y octubre.
Lo más importante de la vendimia es que la uva se encuentra en las mejores condiciones posibles y que haya conseguido una maduración perfecta, ya que esto es de vital importancia para poder asegurarse de que la producción del vino será exitosa.
¿Cómo se realiza el proceso de vendimia?
Para poder entender cómo se lleva a cabo este proceso lo primero que debe de tenerse en cuenta es que hay dos procesos de vendimia: la manual y la mecánica.
De entre estos dos métodos la manual suele ser más costosa, pero es más sencillo que así se garantice la mejor calidad posible, ya que de esta forma se pueden elegir los racimos de primera mano. Se eligen los mejores para poder elaborar el vino de alta calidad. Las uvas suelen ser transportadas en pequeñas cajas o en remolque, aunque muchos recomiendan el uso de cajas debido a que de esta forma se evita dañar las uvas y permitir que lleguen en perfectas condiciones a la bodega.
Por otro lado, en el caso de la vendimia mecánica se requiere un menor trabajo y esfuerzo por parte del viticultor, ya que una máquina pasa por encima de las cepas y va sacudiendo los racimos para que las uvas se desprendan. Posteriormente las uvas son recogidas sobre pequeñas tolvas que se vacían en el remolque. De esta forma se consigue un proceso más económico y más rápido, pero no es un método que permita separar de primera mano los racimos sanos y aquellos que están podridos o que aún no están muy maduros, por lo que la calidad del vino resultante no será igual de buena.
Cuando se quiere la mejor calidad posible suele usarse la recolección manual, en la que los vendimiadores usan un corquete o garillo, que es una navaja que tiene una punta curva y que sirve para cortar de forma efectiva y sencilla los racimos. Incluso es posible utilizar tijeras pequeñas, esto depende de la forma en la que prefieran trabajar los vendimiadores.